El reconocimiento del otro en las miradas de los otros
Doctora en Letras e investigadora de Literatura Infantil y Juvenil
Los
libros clásicos, tanto los dichos para adultos como los de literatura infantil
y juvenil, son aquellos que con el paso del tiempo después de su lectura
continúan provocando a los lectores. Ítalo Calvino los describe como “aquellos libros que llegan hasta nosotros
trayendo consigo las huellas de las lecturas que procedieron a la nuestra y
tras de sí los rasgos que dejaron en la cultura o en las culturas que
atravesaron simplemente en el lenguaje o en las costumbres (1993:11)”. Es
decir, siempre tiene algo que decir a sus nuevos lectores o a los lectores que
siempre vuelven a ellos para releerlos.
Este es el caso del cuento “El
patito feo” de Hans Christian Andersen, publicado junto con los cuentos “El
ángel”, “El ruiseñor” y “La pareja de enamorados” en el libro de cuentos de
hadas titulado “Cuentos nuevos” (1843), con un tiraje de 850 ejemplares. El
libro se vendió como pan caliente e inmediatamente se agotó, por lo en
diciembre de ese año se imprimió otro tiraje con igual número de libros. Tanto
fue su éxito que el cuento se publicó en 1844, 1850 y 1862. Asimismo, ha sido
objeto de innúmeras ediciones y adaptaciones a otras manifestaciones estéticas:
teatro, ópera, musicales, cine y caricaturas, entre otras.
El
cuento inicia un día de verano, en una granja, donde en algún rincón de la
misma, una pata empollaba sus huevos. Llegado el momento, los patitos comienzan
a reventar su cascarón. Pero… entre todos hay un huevo más grande que tardó un
poco más. ¡Oh, sorpresa!, de él salió un pato gris, más grande y más feo. ¿Qué
raro?, pensó mamá pata. ¿Será un pavo? Sin embargo, comprobó que no. ¡Era un
pato!, porque nadó igual y mejor que sus hermanos. El rumor del nacimiento de
los patitos se corrió con prisa, todos querían conocerlos. Pero, al ver al
“pato gris” lo rechazaron. Desesperado por el acoso, un día el “patito feo” se va.
El resto lo tendrán que saber al leer el libro.
El patito feo es el personaje
central del cuento. Es sobre quien recaen todas las miradas de los otros
personajes del cuento y de las del lector. Él no sabe que es diferente, son los
otros los que dicen que él lo es. Ese desconocimiento lo desconcierta, y ante
este cuestionamiento, comienza su aventura por saber quién es. En esa travesía el
“patito feo” madura y encuentra su lugar en este mundo. “Su lugar entre los otros depende del encuentro de su propia identidad:
en el momento en que es encontrada, se localiza y es aceptado (Zilberman,
Cademartori, 1987: 51)”.
En esta edición del “Patito feo” de la
colección “Clásicos del Fondo”, la historia cobra otra dimensión por medio de
la ilustración de Verónica Ruffato. Por medio de las ilustraciones, ella
reflexiona sobre el ser diferente y los modos de ser “diferentes”. De esa
cuenta, dialoga con el cuento mismo y el lector desde la portada, las guardas y
hasta en las páginas interiores, proporciona indicios acerca de la producción en
masa en la vida moderna donde la diferencia no importa. Ser igual es lo normal.
Sin embargo, dentro de esta igualdad,
siguen habiendo “raros”, es una especie que no se ha extinguido. Este es un
guiño al lector, quien puede tener la oportunidad de conocer otros “patitos
feos” ficcionales, como los personajes de las películas “Hellboy”, “La forma
del agua”, “Superchica”, Bruce Lee y Elvis Presley, por ejemplo; todos ellos dan
para pensar en la “rareza”, en la “diferencia”, en la “otredad”. Asimismo, en
las páginas interiores, dentro de estructura narrativa visual, las anotaciones
en los márgenes enriquecen el diálogo y, aún más, al hacer alusión a las
películas “Big Fish” y “Apocalypse Now”. Ambas muestran aluden a la complejidad
del ser humano, donde la “diferencia” es la que sitúa a sus personajes en su
lugar en el mundo.
Retomando el cuento de Andersen, al
final, cuando el “patito feo” encuentra a los suyos. Las miradas de los otros y
las del lector se centran en él. Un triunfo personal que, además, doblemente celebrado.
Hay miradas que se cruzan, por un lado, un soldadito sobre un barquito de papel
que está en la orilla del lago y que mira hacia la muchedumbre y, por el otro,
la muchedumbre que admira al “Patito feo”. Una metáfora del desembarque en
Normandía y, al mismo tiempo, la celebración del centenario de publicación de
este cuento. Esta riqueza dialógica es lo que hace de este cuento un ¡clásico
contemporáneo!
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Andersen,
Hans Christian. El patito feo. México, D.F.: FCE, 2022. Clásicos del Fondo. Ilustración de Verónica Rufatto. Traducción de
Fabio Morábito.
Calvino, Ítalo. Por
que ler os clássicos. São Paulo: Cía. das Letras, 1993.
Zilberman, Regina & Cadermatori, Lígia. Literatura infantil: Autoritarismo e emancipação. São Paulo: Ática, 1987.
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