Códice peregrino: crónica de un guerrero migrante
Por Frieda Liliana Morales Barco
A
lo largo de la existencia del ser humano, migrar ha sido un hecho natural en la
búsqueda de la sobrevivencia y de mejores
oportunidades para una buena calidad vida. Por ejemplo, en un inicio el
desplazamiento de grupos humanos de un lugar a otro originó la formación de
aldeas, luego ciudades y territorios geográficos demarcados por fronteras. Por
lo tanto, las causas que provocan los movimientos migratorios son múltiples, variadas
y dinámicas. Por eso, un tema complejo de tratar.
En el concepto de “migración”, hay
que tomar en cuenta dos términos derivados: emigrar y migrar. Según el
diccionario de la Real Academia Española, reza que [1] Emigrar es cuando una persona abandona su propio país para
establecerse en otro, en el extranjero. Es decir, trasladarse a esas ciudades
por la fascinación y curiosidad que éstas despiertan entre las personas de
otras tierras. Y, [2] Migrar es un verbo
que se refiere a llegar a un país extranjero para radicarse en él. Este tipo de
migración puede ser voluntaria para poblar ciudades nuevas, trabajar, estudiar,
o, simplemente, para cambiar de vida, o forzada. Esta última, provocada por
procesos de invasión, conquista y guerras civiles, por situaciones religiosas,
raciales, políticas, económicas o étnicas. En ese sentido, este fenómeno,
además de implicar el desplazamiento físico de un lugar a otro, del viaje, del
abandono del sitio de origen, involucra también cambios físicos, psicológicos y
culturales en las personas o grupos que migran.
En la actualidad este es un tema
internacional candente que está en las pautas de periódicos, noticieros
radiales, televisivos y digitales, así como se ha incorporado en las mesas de
discusión de investigadores y analistas políticos de diferentes países de Latinoamérica,
Estados Unidos de Norteamérica y Europa, principalmente, por las consecuencias
socioeconómicas y culturales que esta problemática acarrea.
Pero, también la migración genera muchos
testimonios sobre las más variadas experiencias, positivas o negativas, de
migrantes de todas las edades y muchas nacionalidades que han pasado por esta
situación. Asimismo, algunas de estas historias han sido tema de libros,
documentales, películas desde los puntos de vista jurídico, sociocultural,
educativo, económico y literario, por ejemplo.
En el caso de la literatura infantil
y juvenil (LIJ) este hecho no ha pasado desapercibido por escritores e
ilustradores de muchas partes del mundo y ha habido esfuerzos para intentar que los pequeños y jóvenes
lectores comprendan e interpreten este fenómeno desde varios puntos de vista. Es
decir, que comprendan la migración más allá de los hechos reales y las
estadísticas. Y, que con sus historias los inciten a cuestionarse a ellos
mismos y a cuestionar a los otros.
Este
es el caso del libro que hoy nos ocupa, el Códice
peregrino escrito por Vivian Mansur e ilustrado por Emmanuel Valtierra. Dos
tlacuilos o escribas aztecas que lo
presentan a la manera de los antiguos códices y que toman como referencia el
códice Boturini o Tira de la
peregrinación (22 láminas de papel amate 549 x 19.8 cm) que cuenta la
historia de los mexicas. En el manuscrito se relata la peregrinación de los
Tenochcas-mexicas, desde Aztlán hasta el Valle de México, donde se fundó la
ciudad de Tenochtitlan (siglo XII).
Diez
siglos después, el peregrinaje hacia el norte continúa. Hoy, hay que buscar más
allá de Tenochtitlan y trazar una nueva ruta para la conquista de un sueño,
aquella que se hace realidad del otro lado. Es un guiño a la historia de los
mexicanos y por extensión a la de los muchos migrantes que todos los días arriesgan
muchas cosas por alcanzar el American
Dream (Sueño americano).
Eso
lo sabe el cabeza de la familia Vargas Ramírez y al nomás escuchar el llamado
del cantó de un cenzontle, tlahuí,
tlahúi, tlahuí, lo toma como el augurio para partir en busca de una nueva
vida allá, en el otro lado. Reúne a siete amigos y, en el camino se les unen
otros dos, conformando un grupo de nueve personas y uno más que todavía no nace
y que representa la esperanza de que todo salga bien. Es su amuleto. Se hacen
llamar los Guerreros Migrantes y, en Uno
Pedernal, parten de su ciudad, al igual que lo hicieron sus antepasados aztecas
mucho tiempo atrás.
Cada
uno de los pasos de este incierto viaje es anotado por otro tlacuilo, un niño. Él registra en la
narración, lo que sienten las personas que migran, a lo que le temen, sus
ambiciones y sus sueños. Y, el pincel de Valtierra registra, las imágenes de
este recorrido. Ambos registros son parte de un laberinto de espejos. Son esas
memorias entrelazadas las que les dan fortaleza para enfrentar el porvenir.
Además, son la voz de las historias de muchísimos migrantes anónimos.
Después
de muchas vicisitudes y peripecias llegan al “otro lado”. El tiempo cambia,
comienza el año Conejo. Otro augurio de que todo lo por venir será mejor. Y,
como dice el niño guerrero migrante, el “tlacuilo:
Es el momento de hacer nuestra última
atadura de tiempo. Y celebrar la fiesta del fuego nuevo. De una nueva vida”.
Para conocer más acerca del Códice Boturini, acceder a estas ligas:
[http://codiceboturini.inah.gob.mx/codex.php]
[https://www.gob.mx/cultura/articulos/el-codice-boturini-del-peregrinaje-de-los-aztecas-a-la-fundacion-de-mexico-tenochtitlan?idiom=es]
-------------------------------------
Fuente: Publicado en La Hora Gt: Reseñas para la librería del Fondo de Cultura Económica, Guatemala. Publicada el 20 de junio de 2023.
Tomado de: [https://lahora.gt/tag/codice-peregrino/]
Gracias, Freida por tan completa e interesante reseña. Efectivamente, es un tema cercano y complejo donde los niños desafortunadamente son los protagonistas de estos viajes tan peligrosos y extenuantes. Te mando un abrazo desde la gran Tenochtitlán.
ResponderEliminar