viernes, 21 de julio de 2023

Reseñas LIJ: El patito feo

El reconocimiento del otro en las miradas de los otros

Por Frieda Liliana Morales Barco
Doctora en Letras e investigadora de Literatura Infantil y Juvenil


Los libros clásicos, tanto los dichos para adultos como los de literatura infantil y juvenil, son aquellos que con el paso del tiempo después de su lectura continúan provocando a los lectores. Ítalo Calvino los describe como “aquellos libros que llegan hasta nosotros trayendo consigo las huellas de las lecturas que procedieron a la nuestra y tras de sí los rasgos que dejaron en la cultura o en las culturas que atravesaron simplemente en el lenguaje o en las costumbres (1993:11)”. Es decir, siempre tiene algo que decir a sus nuevos lectores o a los lectores que siempre vuelven a ellos para releerlos.

            Este es el caso del cuento “El patito feo” de Hans Christian Andersen, publicado junto con los cuentos “El ángel”, “El ruiseñor” y “La pareja de enamorados” en el libro de cuentos de hadas titulado “Cuentos nuevos” (1843), con un tiraje de 850 ejemplares. El libro se vendió como pan caliente e inmediatamente se agotó, por lo en diciembre de ese año se imprimió otro tiraje con igual número de libros. Tanto fue su éxito que el cuento se publicó en 1844, 1850 y 1862. Asimismo, ha sido objeto de innúmeras ediciones y adaptaciones a otras manifestaciones estéticas: teatro, ópera, musicales, cine y caricaturas, entre otras.

                El cuento inicia un día de verano, en una granja, donde en algún rincón de la misma, una pata empollaba sus huevos. Llegado el momento, los patitos comienzan a reventar su cascarón. Pero… entre todos hay un huevo más grande que tardó un poco más. ¡Oh, sorpresa!, de él salió un pato gris, más grande y más feo. ¿Qué raro?, pensó mamá pata. ¿Será un pavo? Sin embargo, comprobó que no. ¡Era un pato!, porque nadó igual y mejor que sus hermanos. El rumor del nacimiento de los patitos se corrió con prisa, todos querían conocerlos. Pero, al ver al “pato gris” lo rechazaron. Desesperado por el acoso, un día el “patito feo” se va. El resto lo tendrán que saber al leer el libro.

            El patito feo es el personaje central del cuento. Es sobre quien recaen todas las miradas de los otros personajes del cuento y de las del lector. Él no sabe que es diferente, son los otros los que dicen que él lo es. Ese desconocimiento lo desconcierta, y ante este cuestionamiento, comienza su aventura por saber quién es. En esa travesía el “patito feo” madura y encuentra su lugar en este mundo. “Su lugar entre los otros depende del encuentro de su propia identidad: en el momento en que es encontrada, se localiza y es aceptado (Zilberman, Cademartori, 1987: 51)”.

            En esta edición del “Patito feo” de la colección “Clásicos del Fondo”, la historia cobra otra dimensión por medio de la ilustración de Verónica Ruffato. Por medio de las ilustraciones, ella reflexiona sobre el ser diferente y los modos de ser “diferentes”. De esa cuenta, dialoga con el cuento mismo y el lector desde la portada, las guardas y hasta en las páginas interiores, proporciona indicios acerca de la producción en masa en la vida moderna donde la diferencia no importa. Ser igual es lo normal.

            Sin embargo, dentro de esta igualdad, siguen habiendo “raros”, es una especie que no se ha extinguido. Este es un guiño al lector, quien puede tener la oportunidad de conocer otros “patitos feos” ficcionales, como los personajes de las películas “Hellboy”, “La forma del agua”, “Superchica”, Bruce Lee y Elvis Presley, por ejemplo; todos ellos dan para pensar en la “rareza”, en la “diferencia”, en la “otredad”. Asimismo, en las páginas interiores, dentro de estructura narrativa visual, las anotaciones en los márgenes enriquecen el diálogo y, aún más, al hacer alusión a las películas “Big Fish” y “Apocalypse Now”. Ambas muestran aluden a la complejidad del ser humano, donde la “diferencia” es la que sitúa a sus personajes en su lugar en el mundo.

            Retomando el cuento de Andersen, al final, cuando el “patito feo” encuentra a los suyos. Las miradas de los otros y las del lector se centran en él. Un triunfo personal que, además, doblemente celebrado. Hay miradas que se cruzan, por un lado, un soldadito sobre un barquito de papel que está en la orilla del lago y que mira hacia la muchedumbre y, por el otro, la muchedumbre que admira al “Patito feo”. Una metáfora del desembarque en Normandía y, al mismo tiempo, la celebración del centenario de publicación de este cuento. Esta riqueza dialógica es lo que hace de este cuento un ¡clásico contemporáneo!

 

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Andersen, Hans Christian. El patito feo. México, D.F.: FCE, 2022. Clásicos del Fondo. Ilustración de Verónica Rufatto. Traducción de Fabio Morábito.

Calvino, Ítalo. Por que ler os clássicos. São Paulo: Cía. das Letras, 1993.

Zilberman, Regina & Cadermatori, Lígia. Literatura infantil: Autoritarismo e emancipação. São Paulo: Ática, 1987.



jueves, 13 de julio de 2023

El soldado cronista, Bernal Díaz del Castillo: primer lector-escritor de Guatemala



Bernal Díaz del Castillo (1496-1584) fue uno de los tantos soldados que en 1514 acompañó a Pedrarias Dávila, Hernández de Córdova, Juan de Grijalva, Hernán Cortes y Pedro de Alvarado en expediciones y en las gestas de la conquista de lo que se denominó como Virreinato de la Nueva España, actualmente México y Centro América. Y, como recompensa a sus servicios, le fue otorgada una encomienda y se asienta en la ciudad de Santiago de los Caballeros, actual La Antigua Guatemala, En esta ciudad evoca sus recuerdos, apreciaciones y contiendas sobre la Conquista y, luego, les da vida con su pluma. 

    Además, el motivo que lo mueve a escribir es porque espera recibir algún reconocimiento y gloria por su participación en estas proezas; contar la “verdad” de lo ocurrido en contraposición con otros cronistas que contaban lo que nunca habían presenciado y distantes del suelo americano y no como él que escribe como testigo con su propio punto de vista. Para él la historia era eso, escribir acerca de las acciones en las que había tomado parte.   

     La "Verdadera y notable relación del descubrimiento y conquista de la Nueva España y Guatemala" (1560-80) escrita por Bernal Díaz del Castillo fue publicada por el editor Alfonso Remón en 1632 en Madrid en la imprenta del Reino. "Esta primera edición "sufrió muchas modificaciones y adiciones importantes de diversa índole en su proceso de edición y publicación (2021: 23)". El manuscrito original, conocido como "Manuscrito Guatemala", que en muchas ocasiones se tomó como referencia para ediciones posteriores contiene unos capítulos más que escribió hasta casi antes de su muerte. "Posee 598 páginas en pliegos de papel español debidamente encuadernados, en piel roja obscura; el texto, en letra clara y dibujada, tiene enmiendas, palabras y hasta párrafos testados, intercalados y alteraciones en el orden de los capítulos, todo del puño y letra de Bernal (Vela: 106); el mismo fue leído por sus descendientes, siendo uno de los más asiduos el, también, cronista, Francisco Antonio Fuentes y Guzmán, creados de la obra "La Recordación Florida" [1].       

    En esa misma época, otro manuscrito, conocido como “Alegría”, fue encontrado en la ciudad e Muncia, Murcia, España, Este es una versión revisada del de Guatemala. Asimismo, la obra fue traducida al alemán en 1838 y al francés en tres volúmenes por el poeta dominicano José María Heredia (1877-1878), Además, se ha traducido a otros idiomas y se han realizado más de cincuenta ediciones a la fecha. A pesar de ello, la obra de Bernal Díaz del Castillo no se conoce en el país, a no ser por fragmentos en libros didácticos de estudios sociales o de lectura.

    De él dirá Juan Pablo Patiño Káram "En la crónica Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo está en juego algo más que una simple narración de hechos. las características del texto inmerso en un mundo oral heredado de la Edad Media plantean nuevas dimensiones tales, que lo transforman de un simple relato, a una representación teatral que le da vida. La oralidad que aún sobrevive en el libro lo actualiza en cada interpretación, convirtiéndolo así, en una vivencia. [2].

    A lo que agrega Carlos Pereira “la narración corre fácil y llana, sin rodeos y sin adornos. El autor sabe y quiere emplear la común habla de Castilla la Vieja, que en sus tiempos se tiene por la más agradable, privándola de razones hermoseadas y de afeites. Piensa en el hecho, no en la palabra. Y la palabra acude siempre para dejar una imagen precisa, viva y emocionante, de algo visto u oído.” (Apud: VELA, 1985: 107).

    Lo anterior, deja entrever, por otro lado, que la importancia de este libro radica también en la de ser uno de los textos que representen la transición entre la lectura oral y la lectura silenciosa que comenzaba a practicarse en el siglo XVI, así como de ser el primer testimonio de las relaciones establecidas entre los conquistadores españoles y los indígenas americanos. Algunas de las características de esto están en que los capítulos son cortos, hay una representación oral del discurso o sea lo escrito está para ser teatralizado y por eso, como enfatiza Pereira: piensa en el hecho y no en la palabra. Hay equivalencia entre el hablar y el escribir y el escuchar y el oír. Por todas estas razones el libro merecería un estudio más acucioso y arrojaría más luces con respecto a las prácticas de lectura en el país. 

   Por todo lo expuesto, Guillermo Turner en su libro “La biblioteca del soldado Bernal Díaz del Castillo” (FCE: 2021), intenta responder a la pregunta ¿Bernal Díaz del Castillo era o no un letrado? Para responderla, trata acerca del asunto de la formación como lector del soldado cronista y, luego, como esto influyó en su proceso de escritura. Describe el contexto de lectura y acceso a libros del siglo XVI, asimismo, traza un mapa de los libros que, posiblemente, Bernal leyó y aquellos que le sirvieron como fuentes primarias para componer sus crónicas. La forma como redactó sus crónicas le acerca a sus lectores implícitos.   

    Y, como apunta en el epílogo, sobre la figura del “cronista-relator-escritor” Bernal Díaz del Castillo: “A pesar de que no es un letrado, por medio de su escritura consigue construirse una imagen de cronista y relator confiable y, en cierto sentido, culto: alguien con los méritos intelectuales suficientes y, por tanto, con el derecho a dirigirse a lectores doctos o cultos, para beneficio de su propia fama y descendencia” (2021: 147). De esa forma, Bernal se inmortaliza en el mundo de papel. Alcanza la fama y la gloria que tanto anhelo en vida. 


         


[1] Este texto sirvió de base a Severo Martínez para describir su teoría sociológica en su libro “La patria del criollo”.
[2] En: http://www.ucm.es/info/especulo/numero24/bernalc.html Accesado: 8 de noviembre de 2007.
Turner, Guillermo. La biblioteca del soldado Bernal Díaz del Castillo. México: FCE, 2021.
Vela, David. Literatura guatemalteca. Tomo I y II. Guatemala: Tipografía Nacional, 1985.

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Frieda Liliana Morales Barco. Reseña para la librería del Fondo de Cultura Económica, Guatemala. Publicado el 11 de julio de 2023 en La Hora Gt: [https://lahora.gt/lh-suplementos-culturales/la-hora/2023/07/11/el-soldado-cronista-bernal-diaz-del-castillo-primer-lector-escritor-de-guatemala/] 


sábado, 8 de julio de 2023

¡Muy buenos días! Estoy muy emocionada de participar en una nueva FILGUA, en especial, en una que está dedicada a Dante Liano, un escritor y amigo a quien admiro sobremanera.  En los tiempos que corren, resulta esencial tomar conciencia de lo significativa que es esta nueva Feria del Libro en Guatemala, en cuanto a su resistencia, a su tenacidad.  Voy a leer unas notas que escribí releyendo a Shakespeare, uno de mis sabios favoritos.  Esto se llama:

«¡El pasado es prólogo!»

El tema del poder transporta de manera inmediata a la naturaleza de la condición humana, porque florece en el fondo de la misma.  En estos días en los que tantos demuestran de las maneras más pintorescas su deseo de gobernar en nuestro país, la literatura nos permite recordar que este afán no es nuevo.  Una lectura de algunos dramas de Shakespeare, como Macbeth, Otelo, La tempestad y, en particular, Ricardo III, da cuenta de la fascinación que el poder y la política ejercen en los seres humanos.  La puesta en escena –y en evidencia– de este infortunio clásico resulta una preocupación central en la obra del dramaturgo inglés.

    A lo largo de los últimos cuatro siglos, su manera de abordar la cuestión del poder, la política sanguinaria, la ambición desmedida y otras curiosas bondades humanas ha fascinado a los lectores de todas las latitudes por igual. Sus dramas están protagonizados por mujeres y hombres que dan cuenta de luchas intestinas, sucesiones, traiciones, corrupción, abdicaciones, pactos, disidencias y conjuras.  Las formas de hacerse del poder y gestionarlo conducen a las profundidades del alma humana en la literatura, mero espejo de la realidad que la supera, y se debe a que el dominio de los demás atrae, subyuga y provoca con la misma fuerza del deseo y del instinto. Ese dictum lobuno, que preocupaba tanto a Hobbes en su Leviathán y que nos iguala a los humanos más con los lobos que con las ovejas. El poder resulta entonces una expresión fundamental de la tragedia humana y un catalizador que extrae lo peor y mejor de los seres humanos y, en la historia de la literatura, nadie como Shakespeare para bucear por sus profundidades. Pone de manifiesto, para empezar, que las vidas, haciendas, salud, paz, educación, cultura y bienestar de los súbditos o conciudadanos, resultan cuestiones secundarias a la hora de ejercer la autoridad absoluta, defender la libertad del poderoso, los intereses de unos pocos y las fortunas y heredades tradicionales. Cuenta el Bardo en Ricardo III, que el monstruoso rey, el sanguinario epítome de la corrupción más maquiavélica, no dudó en liquidar a sus pequeños sobrinos, porque interferían en sus planes de potestad absoluta, aunque sin dejar huella, como era de esperarse, gracias a sus obsequiosos asesores y leguleyos.  Expone también, en Hamlet, cómo Claudio accedió al trono por medio de un asesinato en contubernio con la esposa del rey exterminado; o en La tempestad, cómo Próspero perdió el poder señalado de preferir los libros a su tarea de gobernar y que, por su previsión logra llevarse suficientes lecturas a su destierro.  Libros que significaban para él más que un reino.  Es decir que el Cisne de Avon nos dejó en la atemporalidad de sus dramas, una obra plena de matices sicológicos que evidencian su conocimiento de los recovecos del corazón.

    Pero, he aquí otra curiosidad del poder.  En su contorsión infinita establece un diálogo sin fin entre quienes lo ejercen y los que lo sufren. Entre los poderosos y Los de abajo, a decir de Azuela.  Y en medio de esta interlocución, de cuando en cuando, se da un suceso esperanzador.  Florece un personaje divergente, revolucionario, iluminado.  Un Fuenteovejuna que, sin rostro, porque tiene muchísimos, le hace frente a la adversidad, a la ilimitada ambición de omnipotencia, a la imposición injustificada, a la corrupción, al absolutismo despiadado y feroz. Un personaje colectivo cuya fuerza se centra en el deseo de muchos, en la suma de incontables esfuerzos, en el trabajo de todos.  Pero también germina de las semillas de abandono, desgobierno, miseria, desesperanza y orfandad que unos pocos, en el pleno deleite del poder, dejaron caer, sin pensar, sin prever, sin proyectar.  Un personaje tan real en la literatura como en la vida.  En el ancho y ajeno mundo, como en nuestro país Guatemala.  En el siglo de nuestros padres, como en el nuestro.  De esa manera, sin más armas que los libros, sin más recursos que los personales, sin más afán que el bien común, sin más aspiración que una república de lectores, una feria del libro, NUESTRA feria del libro en Guatemala, se ha convertido en símbolo de la resistencia y la tenacidad, en estandarte de esta lucha que es de todos, los que tenemos el privilegio de leer y los que no.  Sin embargo, este hecho no es una casualidad.  Lo aceptemos o no, quienes ahora estamos en capacidad de reflexionar sobre el futuro de nuestra sociedad somos herederos de la Revolución del 44, el último conglomerado político con una filosofía social propia y heredada del mismísimo Sarmientos.  Muchos de nuestros padres y abuelos fueron maestros y maestras que creyeron en la educación como único medio para rescatar a nuestro país, que pusieron su fe plena en la cultura letrada para alzar a todos los guatemaltecos por igual a un mismo nivel de dignidad, que apostaron por el humanismo para liberar a la niñez y la juventud ―a decir del doctor Juan José Arévalo― de «las trabas de la ignorancia», para integrar los valores de la decencia, la honestidad, el respeto y la honra a nuestra identidad nacional.  Debemos recordar y honrar su lucha y su legado, en esencia, reanudarlo, y así, hacer gala de la frase de Shakespeare, en la primera escena del acto segundo de La Tempestad: «el pasado es prólogo». 

    El poder se enfurece contra el arte.  El poder se encarniza contra la niñez. Así como en el drama de Ricardo III, en Guatemala, se les niegan a los niños sus derechos fundamentales a la vida, a la supervivencia, al desarrollo, la salud, el recreo, la educación, a la identidad…  En el informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo presentado en julio de 2022, la dimensión de desarrollo humano en cuanto a educación y cultura presenta el mayor retraso y desigualdad en nuestro país.  La literatura para niños, como muestra, no es comprendida ni considerada con la dignidad que se merece, de forma intencional, de manera que se le niega a la niñez guatemalteca una literatura de calidad, con valores estéticos propios, la cual es norma en muchos países con conciencia de la importancia de la formación de los ciudadanos más jóvenes.

     Sin embargo, quiero creer que leer nos salva.  Que la literatura nos rescata de la ignominia.  Que el arte pone a nuestro alcance una opción de luz; y la cultura, una alternativa de ética y dignidad.  Un 16 de octubre de 1944, el doctor Arévalo se dirigió a los guatemaltecos a través de los micrófonos de la radio TGW y resaltó, entre otras ideas, reflexiones oportunas para los tiempos que corren: «la nueva Guatemala debe consolidarse con precedentes de gran valor cívico.  Las elecciones que se avecinan deben ser una nueva demostración de nuestro civismo y de nuestro sentido de responsabilidad.  Las bajas pasiones, los resentimientos, las intransigencias no deben ya producirse.  La voluntad popular, expresada por mayoría y en comicios libres, dará fin a esta crisis política y devolverá la paz a los hogares y la seguridad a los trabajadores de todos los órdenes.».

    Si regresamos a Shakespeare, cuya lectura recomiendo a todos, políticos o no, encontraremos aristas inesperadas del carácter humano.  Retratos de nosotros mismos y de quienes nos gobiernan: meros «átomos de egoísmo», como nos calificaba Hobbes.  Hallaremos además algunas pistas sobre el poder en su real condición, porque en eso se especializó el Bardo, en observar con detenimiento el lado oscuro de la condición humana para luego reflejar a todas luces sus más insospechadas manifestaciones.  Como en Hamlet, en donde se anuncia y se advierte la posibilidad del ataque contra el poder pervertido y en donde, si intentamos ver el propio reflejo, encontraremos nuestra verdadera disyuntiva: ¿vamos a atrevernos a ser una auténtica democracia o seguiremos dando cruentas y heroicas batallas ad infinitum en este remedo de país, por la vía de las redes sociales?  Esos desvíos traicioneros procurados como gangas por el sistema de consumo para aplacar conciencias aletargadas y para desvirtuar nuestro dilema real, nuestra cuestión existencial y hamletiana, ser o no ser.  En la obra shakespereana no se aborda el poder desde la moral o desde la ética, sino tal como es y como opera.  Se ofrece un retrato desencarnado y terrible del poder ejercido desde la impunidad, la estulticia y el exceso absolutos.  Mas también, se manifiestan las muchas reacciones de los espíritus necios al saberse despojados de sus privilegios.  De similar manera a como sucede en la actualidad, en la vida real y en el teatro, se observa el ascenso vertiginoso de personajes amorales que tarde o temprano caen víctimas de sus propios devaneos. Reyes, príncipes, –o principitos y reyezuelos– que, por ejemplo, en las horas adversas, derrotados por la vida y derruidos sus castillos de barajas, abandonados por sus más caros amigos, pugnan por sus resguardos y garantías y gritan a campo abierto en su cobarde retirada: «¡Un caballo!  ¡Un caballo!  ¡Mi reino por un caballo!»

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Discurso proferido por la escritora Gloria Hernández, Premio Nacional de Literatura "Miguel Ángel Asturias", 2022, en la inauguración de la XX Feria Internacional del Libro en Guatemala -FILGUA-, 2023.

Reseñas LIJ

El regalo de Jimmy Liao, la esperanza Bajo la misma luna

Por Frieda Liliana Morales Barco
Doctora en Letras e investigadora de Literatura Infantil y Juvenil


Jimmy Liao en Bajo la misma luna nos invita a adentrarnos en el mundo interior de Han Han, donde una esperanza, como una crisálida, comienza a anidar en su corazón y en el de alguien más. En ese universo le acompañan un gato y un conejito de peluche y nuevos amigos que llegan inesperadamente delante de su ventana: un león, un elefante y una grulla. El compartir unos momentos con ellos hacen que su esperanza y su ilusión interior se apacigüen.
         Liao por medio de las ilustraciones crea una atmósfera para describir las sensaciones y los sentimientos que experimenta Han Han, ya sea por medio del uso y predominio de los colores azul y amarillo, los cuales, al combinarlos se transforman en otro color, el color verde de la esperanza. Asimismo, por la lista de números en las guardas trata de adelantarnos algo y, finalmente, Han Han parado frente a la ventana de su casa mirando hacia afuera, hacia la entrada del jardín provoca extrañamiento tanto en el personaje como en el lector y, entonces, las preguntas surgen: ¿Qué mira Han Han? ¿A quién espera? ¿Tardará? El curioso lector también se hace las mismas preguntas y se sumerge en su historia.
    De esa forma, el dialogo en esta historia que nos cuenta Liao, se enriquece magistralmente entre las imágenes y el texto. En ambos discursos, verbal y no verbal, todo cuenta, no hay nada fuera de lugar.
        La calma y la espera, un día termina. La ansiedad disminuye. Han Han, su madre y, por supuesto el lector, se sienten muy felices. 
         La espera ha terminado y el tiempo despierta, y la cuenta de los días continúa.
         Bajo la misma luna a pesar de todo, varias esperanzas florecen y ahora todo es mejor.


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Jimmy Liao (Taipei, 1958), ilustrador-escritor de gran trayectoria en la literatura y la LIJ, publicó sus primeros libros, Secretos en el bosque y El pez que sonreía en 1998. Desde entonces ha escrito más de veinte libros que han sido traducidos al inglés, alemán, francés, coreano, japonés, griego, portugués y español. Asimismo, algunos de ellos han sido adaptados al teatro, al cine, para músicas y series televisivas. Para conocer más de Jimmy Liao, visitar esta liga: [https://revistababar.com/wp/entrevista-a-jimmy-liao/]

Bajo la misma luna. México, D.F.: FCE, 2022. la colección “Los especiales de A la orilla del viento”. Traducción al español  por Rebeca Ruiz Contreras.

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Publicado en La Hora Gt: Reseñas para la librería del Fondo de Cultura Económica, Guatemala. Publicada el 27 de junio de 2023. Tomado de: 
[https://lahora.gt/lh-suplementos-culturales/la-hora/2023/06/27/el-regalo-de-jimmy-liao-la-esperanza-bajo-la-misma-luna/


lunes, 3 de julio de 2023

Reseñas LIJ: Códice Peregrino.

Códice peregrino: crónica de un guerrero migrante

Por Frieda Liliana Morales Barco


A lo largo de la existencia del ser humano, migrar ha sido un hecho natural en la búsqueda de la  sobrevivencia y de mejores oportunidades para una buena calidad vida. Por ejemplo, en un inicio el desplazamiento de grupos humanos de un lugar a otro originó la formación de aldeas, luego ciudades y territorios geográficos demarcados por fronteras. Por lo tanto, las causas que provocan los movimientos migratorios son múltiples, variadas y dinámicas. Por eso, un tema complejo de tratar.  

     En el concepto de “migración”, hay que tomar en cuenta dos términos derivados: emigrar y migrar. Según el diccionario de la Real Academia Española, reza que [1] Emigrar es cuando una persona abandona su propio país para establecerse en otro, en el extranjero. Es decir, trasladarse a esas ciudades por la fascinación y curiosidad que éstas despiertan entre las personas de otras tierras. Y, [2] Migrar es un verbo que se refiere a llegar a un país extranjero para radicarse en él. Este tipo de migración puede ser voluntaria para poblar ciudades nuevas, trabajar, estudiar, o, simplemente, para cambiar de vida, o forzada. Esta última, provocada por procesos de invasión, conquista y guerras civiles, por situaciones religiosas, raciales, políticas, económicas o étnicas. En ese sentido, este fenómeno, además de implicar el desplazamiento físico de un lugar a otro, del viaje, del abandono del sitio de origen, involucra también cambios físicos, psicológicos y culturales en las personas o grupos que migran.

    En la actualidad este es un tema internacional candente que está en las pautas de periódicos, noticieros radiales, televisivos y digitales, así como se ha incorporado en las mesas de discusión de investigadores y analistas políticos de diferentes países de Latinoamérica, Estados Unidos de Norteamérica y Europa, principalmente, por las consecuencias socioeconómicas y culturales que esta problemática acarrea.

    Pero, también la migración genera muchos testimonios sobre las más variadas experiencias, positivas o negativas, de migrantes de todas las edades y muchas nacionalidades que han pasado por esta situación. Asimismo, algunas de estas historias han sido tema de libros, documentales, películas desde los puntos de vista jurídico, sociocultural, educativo, económico y literario, por ejemplo.  

     En el caso de la literatura infantil y juvenil (LIJ) este hecho no ha pasado desapercibido por escritores e ilustradores de muchas partes del mundo y ha habido esfuerzos para intentar que los pequeños y jóvenes lectores comprendan e interpreten este fenómeno desde varios puntos de vista. Es decir, que comprendan la migración más allá de los hechos reales y las estadísticas. Y, que con sus historias los inciten a cuestionarse a ellos mismos y a cuestionar a los otros.

    Este es el caso del libro que hoy nos ocupa, el Códice peregrino escrito por Vivian Mansur e ilustrado por Emmanuel Valtierra. Dos tlacuilos o escribas aztecas que lo presentan a la manera de los antiguos códices y que toman como referencia el códice Boturini o Tira de la peregrinación (22 láminas de papel amate 549 x 19.8 cm) que cuenta la historia de los mexicas. En el manuscrito se relata la peregrinación de los Tenochcas-mexicas, desde Aztlán hasta el Valle de México, donde se fundó la ciudad de Tenochtitlan (siglo XII).

    Diez siglos después, el peregrinaje hacia el norte continúa. Hoy, hay que buscar más allá de Tenochtitlan y trazar una nueva ruta para la conquista de un sueño, aquella que se hace realidad del otro lado. Es un guiño a la historia de los mexicanos y por extensión a la de los muchos migrantes que todos los días arriesgan muchas cosas por alcanzar el American Dream (Sueño americano).

    Eso lo sabe el cabeza de la familia Vargas Ramírez y al nomás escuchar el llamado del cantó de un cenzontle, tlahuí, tlahúi, tlahuí, lo toma como el augurio para partir en busca de una nueva vida allá, en el otro lado. Reúne a siete amigos y, en el camino se les unen otros dos, conformando un grupo de nueve personas y uno más que todavía no nace y que representa la esperanza de que todo salga bien. Es su amuleto. Se hacen llamar los Guerreros Migrantes y, en Uno Pedernal, parten de su ciudad, al igual que lo hicieron sus antepasados aztecas mucho tiempo atrás.

    Cada uno de los pasos de este incierto viaje es anotado por otro tlacuilo, un niño. Él registra en la narración, lo que sienten las personas que migran, a lo que le temen, sus ambiciones y sus sueños. Y, el pincel de Valtierra registra, las imágenes de este recorrido. Ambos registros son parte de un laberinto de espejos. Son esas memorias entrelazadas las que les dan fortaleza para enfrentar el porvenir. Además, son la voz de las historias de muchísimos migrantes anónimos.

    Después de muchas vicisitudes y peripecias llegan al “otro lado”. El tiempo cambia, comienza el año Conejo. Otro augurio de que todo lo por venir será mejor. Y, como dice el niño guerrero migrante, el “tlacuilo: Es el momento de hacer nuestra última atadura de tiempo. Y celebrar la fiesta del fuego nuevo. De una nueva vida”.


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Mansur. Vivian. Códice peregrino. México, D. F.: FCE, 2022. Colección Los especiales de A la orilla del viento. 
Para conocer más acerca del Códice Boturini, acceder a estas ligas:
[http://codiceboturini.inah.gob.mx/codex.php]
[https://www.gob.mx/cultura/articulos/el-codice-boturini-del-peregrinaje-de-los-aztecas-a-la-fundacion-de-mexico-tenochtitlan?idiom=es]

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Fuente: Publicado en La Hora Gt: Reseñas para la librería del Fondo de Cultura Económica, Guatemala. Publicada el 20 de junio de 2023.

Tomado de: [https://lahora.gt/tag/codice-peregrino/]