miércoles, 23 de julio de 2025

Artículos LIJ: "Leer y escribir" de Alberto Masferrer

“Leer y escribir” libro de Alberto Masferrer.


Vicente Alberto Masferrer Mónico
Maestro, escritor, poeta, filosofo y político salvadoreño.
(1868-1932)


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Señor General don Lázaro Chacón,
Presidente de la República.

Señor:

    Más de quince veces se ha reproducido mi ensayo “Leer y escribir”, en diarios, revistas y folletos. El gobierno de Honduras hizo una edición de 5,000 ejemplares que distribuyó en todo el país, contribuyendo así más que nadie hasta ahora, a la difusión de las ideas contenidas en esas páginas.

    Por iniciativa y bajo los auspicios de usted, se reproduce una vez más, en edición de diez mil ejemplares, se harán popular en Guatemala el problema que yo he planteado y las sugestiones consiguientes.

    “La frecuencia de estas producciones indica que la dificultad a subsiste, que la enfermedad continúa, quizá que se agrava y extiende. Y ello se debe a que todavía no se ha realizado, ni siquiera intentado, un esfuerzo amplio, metódico de intenso para extirparle el analfabetismo.

    A mi entender, este mal de analfabetismo no ha sido todavía examinado atentamente, en toda sus consecuencias funestas. Para muchas gentes no es cosa de mayor importancia; hasta hay quienes piensen si no sería mejor una total y pacífica ignorancia, mantenida como la mejor condición de quienes no han de hacer otra cosa que “trabajar”. En verdad, si la mira es mantener la esclavitud con todo el empirismo de quienes querían animales, conformándose con obtener de ellos un rendimiento escaso y precario, tendrán razón esos enemigos de la lectura. Pero si se aspira a que el esclavo, la bestia explotada, rinda bastante y sirva mucho tiempo, entonces los amos habrán de empeñarse en que sus siervos aprendan a leer y a escribir, porque eso daría eficiencia al trabajo de estos.  

    Por lo que hace a la comunidad, es inconcebible que nos vea como el analfabeto es un peligro social, una rémora para todo verdadero y deseable progreso, un germen de mixtificación y de adulteración en todo aquello que se imprenta y realice para el bien común. Antes, cuando las relaciones entre hombre y hombre se regían sólo feudalmente; cuando un “señor” se inclinaba sobre la multitud de sus pecheros, que no tenían sino que labrar la tierra y pagar tributo; cuando el ciervo vivía y moría ciervo y dejaba una descendencia de ciervos, podían o ser muy perniciosa la ignorancia de éstos. Pero ahora, cuando las costumbres y las instituciones permiten y hasta provocan que el más humilde e ignorado de hoy sea el regente de mañana; que los últimos escala en constantemente la cima de la jerarquía social y lleguen hacer primeros, ahora, digo, es inconcebible no reconocer que el analfabetismo es una enfermedad grave, inficionarte, capaz de influir de la manera más desastrosa en la salud del cuerpo social.

    Yo creo que sí se analizan compenetración nuestros males, desde nuestras ciudades sin agua y malparidas, hasta nuestra autonomía amenazada, se encontrarán prohibiendo el corazón del enfermo, estos tres gusanos a los voraces: “Miseria”, “embriaguez” y “analfabetismo”. Por no haberlo entendido así, por no comprenderlo en nuestros pueblos, ocupadas siempre en cansar andamios de cañas que revisten de papeles pintados, en vez de forjar armazones de Hierro y de cubrirlos de piedra: que son los materiales únicos para erigir y consolidar naciones. El tiempo, la energía y el dinero de los contribuyentes, se filtran y se rezuman hasta desbordarse, a través de los presupuestos, en oropeles, imitaciones, copias, novelerías, fantaseos y devaneos, mientras el hambre, la ebriedad y la ignorancia consume el vigor de la masa trabajadora, que así cae, y nos arrastra en su caída, y los precipicios de la ineptitud y la degradación.

    Pueblos nutridos, alcoholizados e ignorantes son la herencia que nos han legado nuestros ascendientes. Nos toca a nosotros, que vemos, tocamos y comprendemos, apartarnos de sus inepto sistemas y enfocar nuestras energías sobre el objetivo de extirpar esos cánceres; nos toca a nosotros volvernos sencillos, sobrios, modestos, y consagrar pensamiento dinero y acción a restaurar la salud física del pueblo, arruinada por siglos de hambre y de esclavitud; a desintoxicar su sangre saturada de alcohol, y a desentenebrecer art su alma, sumergida en la superstición y la ignorancia. Vale decir que el de ver primero de todos los que dirigimos, es facilitar el pan, llevar al todas partes la escuela y reducir al mínimum común el veneno del alcohol.

    Nada nos salvará si no nos penetramos de esta verdad y si no actuamos en consecuencia; y entonces, no llegaremos a la mitad del siglo sin haber sido barridos virtualmente de la lista de los pueblos libres, y añadidos a la plebe de los que no merecen sino que se les explote y oprima.

    Me siento autorizado a exponer a usted estas ideas, por el hecho de haber usted dispuesto la edición de “Leer y escribir”, en numerosa cantidad de ejemplares.  Para la situación prominente de usted, no es sino un primer paso en la senda que nos importa recorrer, pero un paso que puede provocar otros decisivos. ¿Por qué no? Los hombres que gobiernan asumen responsabilidades grandes, y sus deberes revisten contornos y caracteres especiales. Su actuación ha de apartarse de todo lo que es nimio o insignificante, y concentrarse en torno de las necesidades trascendentales.

   Enseñar a leer a un pueblo; hacerle una red nutrida de caminos; apartarle de la embriaguez; hacerle accesible la vida por medio de la remuneración justa del trabajo yo le creo a usted digno y capaz de tales empresas.

    La vida, la cultura, la justicia, el bienestar, son los objetivos que la hora presente señala a los hombres de corazón y de voluntad. Loados sean quienes así lo sientan, y acometan el trabajo de alcanzarlo para bien de su patria y exaltación gloriosa de sí mismos.

Alberto Masferrer

Guatemala, 9 de mayo de 1929.

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Fuente:  ©Biblioteca AGLIJ, 2025.

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