viernes, 19 de diciembre de 2025

Reseñas LIJ-502: Canciones infantiles

Un bello libro: canciones de la infancia



El licenciado Mario Alvarado Rubio, asesor de la Dirección General de Bellas Artes, se ha servido enviarnos un ejemplar de la obra de Roberto A. Valle G., Canciones de la infancia, editada en los talleres tipográficos del ministerio de Educación Pública como otra de las aportaciones bibliográficas hechas con motivo del segundo aniversario del régimen de liberación; se terminó de imprimir el 31 de agosto, y es sin duda uno de los trabajos más apreciables en su género; el propio licenciado Alvarado Rubio tuvo a su cuidado la dirección de la obra, y con ella dichos talleres se apuntan un éxito más.

    Dos valores sustanciales se conjugan en Canciones para la infancia: por una parte, la música y letra de esas canciones, y por otra, los dibujos con que las ilustró sabiamente, con sabiduría de artista que se hace niño para interpretar la fantasía infantil en toda su delicadeza y en todo su hechizo, Roberto Ossaye.

    Por sí solas, estas ilustraciones le dan carácter de álbum valiosísimo al libro editado por Bellas Artes: son ilustraciones que pueden ponerse sin desdoro, antes buen con ufanía, al lado de las mejores que hoy se estilan en los libros mejor presentados del extranjero, y constituyen precioso legado del joven, talentoso artista que tanto prometía como tanto realizó en poco tiempo, y que una muerte nunca bastante bien deplorada truncó tempranamente, arrebatándole a Guatemala un valor que hubiera enriquecido sobremanera su patrimonio cultural. Estos dibujos póstumos vienen a renovar el dolor de la ausencia de Roberto Ossaye, y estarán muy bien en manos de maestros, niños y artistas, para recordarlo más.

    Respecto a las canciones en sí, de las cuales la mayoría llevan música y letra de Roberto Valle, pero algunas la letra de autor no identificado, otras son arreglos del mismo autor, tienen el arte sencillo y “los temas ingenuos que corresponden a la corta edad de sus futuros interpretes”, y de ellas dice el profesor Gilberto Zea Avelar (Aguilar), en las palabras de presentación, que “son vivencias puras de la sensibilidad de un maestro de escuela, que es artista”, y que “con sentido selectivo logró reunir los temas arrancados de este mundo rico en colorido, emoción y poesía, que despunta en la voz párvula de la vida humana y se desvanece en los linderos de la adolescencia”, añadiendo que “Roberto Valle hizo un regreso a los sueños de la infancia o vivió esa dimensión, cuando tuvo el anhelo de plasmar en el pentagrama cada instante feliz, que tiene su propia estructura poética en el alma infantil”.

    Complace la publicación de obras como esta, por lo que es en sí y por lo que anuncia de mejoras y transformaciones en la escuela y en la vida de los niños de Guatemala, a quienes un grupo de maestros y artistas, ya promisoriamente numeroso, están dotando de elementos educativos de que antes carecían o sólo les llegaban, en forma reducida, de procedencia extranjera: estas canciones, dentro normas universales, se inspiran en un sano, prudente nacionalismo. Su autor y sus editores merecen cálida congratulación.

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Fuente: ©Biblioteca AGLIJ, 2025. 3 de septiembre de 1956.

Historia LIJ-502: Primavera en la literatura infantil

Primavera en la Literatura infantil

M. S.


Al tomar en sus manos este número de Mundo Hispánico habrá sentido el lector cierta emoción contemplando el ropaje en colores que lo envuelve. Portada y contraportada reproducen parte de las ilustraciones de los Cuentos pintados, del poeta colombiano Rafael Pombo, recientemente publicados por Ediciones Guadarrama, de Madrid.

Los Tres Magos vienen este año cargados con ese rico presente de poesía e imágenes, que hace lustros habían desaparecido de nuestras librerías. Todos los niños de lengua hispánica sentirán el alborozo que llenó el corazón de sus padres y sus abuelos con estas preciosas fábulas, las más bellas que jamás se han escrito en nuestras tierras para ellos. Rafael Pombo es nuestro Andersen y nuestro Grimm, eterno amigo de los niños, para quienes dejó los más delicados versos que dictó su corazón. Deslizando sus infantiles dedos por las páginas de este libro se abrirán sus ojos entusiasmados ante las nobles figuras del Gato Bandido, armado de pistolas y dagas de palo, y sentirán tentaciones de salir tiesos y majos, con pantalón corto y encintado sombrero, con Rin Rin Renacuajo, o de hartarse de pasteles con Simón el Bobito. Sus ojos se humedecerán de lastima por la linda Pastorcita, que pierde sus ovejas, o por la pobre Viejecita, que no tiene qué comer ni qué vestir. Todo un mundo fantástico de Pardillo, Ratones, Michines y Chanchitos, joviales y traviesos, que organizan fiestas y gritan y ríen.

Un gran dibujante madrileño, Casajuana, lo llenó de colores y figuras. Era preciso para ello poseer el mismo espíritu, poético y delicado, d Pombo, y Casajuana lo consiguió a la perfección, trazando estos dibujos finos, ingenuos y dulces. Todos ellos durarán tanto como los versos de Pombo, que es decir eternamente, y Doña Pánfaga, Juan Matachín y el Chunguero no podrán desligarse de estas fábulas.

Otro gran escritor colombiano, Eduardo Caballero Calderón, ha tenido buena parte en esta edición. Para ella y para todos los niños de nuestra lengua escribió unas deliciosas páginas presentándoles a Pombo, “al Colón que les descubrirá el mundo siempre nuevo en la poesía”.

El mismo inició en Ediciones Guadarrama, de la que es director literario, hace meses, una colección de pequeñas biografías históricas acomodadas a las mentes infantiles. Se titula La Historia en cuentos. Personajes y hechos de la Historia Universal, de la historia de España y América, figuras bíblicas y de las posteriores generaciones cristianas. Todo ese mundo ingente que ha hecho la Historia a lo largo de los siglos y nos ha otorgado cuanto poseemos y somos, irá desfilando por la colección, contando para los tiernos corazones y las mentes ingenuas de los niños por la mágica pluma de Caballero Calderón. Cuatro tomitos ha publicado hasta estos momentos, y en ellos se habla del descubrimiento y conquista se habla del descubrimiento y conquista de América, de la historia de Colombia y de algunos relatos evangélicos. Los hijos del sol, El pastor de puercos, El almirante niño, El caballito de Bolívar, El corneta llanero, La estrella de Ismael, La hija de Jairo, etc. Así se titulan algunos de estos cuentos.

En España y en América era conocido Caballero Calderón como novelista y escritor de agudos ensayos. Tipacoque y Sirvo sin tierra, Suramérca y Ancha es Castilla le colocaron entre los máximos valores de nuestro idioma. Llegará el día, con todo, en que su nombre se vinculará más bien a estos relatos infantiles, de amable prosa, sencilla, convincente, con un hálito poético que poco a poco se va filtrando en el corazón del niño. Nadie hasta nuestros días ha sabido narrar los hechos de la Historia y contarles al oído, como el viejo abuelo a sus nietos al lado del fuego, la niñez de los que luego llegaron a ser figuras importantes.

Merece que destaquemos esta colección de Caballero Calderón, que trae nuevas brisas, frescas y generosas, a la literatura infantil. Desde hace años apenas si tenían nuestros niños a su alcance otros libros y otros héroes que los héroes y los libros del Oeste, y, si en alguno brillaron soles latinos, eran copia más o menos fiel de aquéllos. Tiros, asaltos de diligencias, piratería y bandidaje. Sus ojos habían pasado de insípidos tebeos a esas narraciones de caballistas y truhanes, y luego a las novelas policíacas y de gangsters, que lentamente iban modulando a su tenor corazón y sentimientos. Con tales lecturas no palpitará con la flor y la estrella, ni estará presto, como le viejo caballero, a acudir en ayuda de la bella princesa que sufre horas de melancolía. Todo esto le suena a trasnochada leyenda, a romance pasado de moda, ajeno al brioso sentir del muchacho actual.

            Por eso saludamos esta bella colección, que ofrecerá a nuestros niños las grandes figuras de la Historia como prototipos de sus aspiraciones y vidas, como una auténtica primavera en el relato infantil.

Madrid, enero de 1956.

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Fuente: 
©Biblioteca AGLI, 2025.