lunes, 30 de mayo de 2022

Galería: Dia Nacional del Popol Vuh.

Algunas publicaciones para público infantil y juvenil, adaptadas en el Popol Vuh:

Narrativa y Teatro:













Poesía:

Historieta:











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Fuente: Biblioteca AGLIJ. 

Día Nacional del "Popol Vuh": El Popol Vuh en la historia de la LIJ-Gt

El Popol Vuh en la historia de la LIJ de Guatemala

Frieda Liliana Morales Barco

Una de las vertientes la de la tradición indígena maya que ha influido en la LIJ de Guatemala proviene del el Popol Vuh, libro sagrado de los maya-k’iche´, el cual se cree que fue redactado por medio de un sistema de dibujos y jeroglíficos, desconociéndose hoy día el texto original, que tal vez fue destruído por los españoles al inicio de la conquista. Fue transcrito al alfabeto latino entre 1554-1558, por tres Nima Chokoj k’iche’, madres de la palabra, padres de la palabra, cada uno provenientes de la casa de los Kaweq, Nija’ibí y Ajaw K’icheí. (Colop, 2002). El texto fue descubierto en la casa conventual de la iglesia mayor de Chichicastenango. Allí fue copiado y traducido al español por fray Francisco Ximénez, de la orden de Santo Domingo entre 1701-1703. Actualmente este manuscrito se conserva en la Biblioteca de Newberry, Chicago, Illinois. (Recinos, s.f.). Posteriormente, por algún tiempo: 

Los trabajos del Padre Ximénez permanecieron olvidados en el archivo del Convento de Santo Domingo, de donde pasaron en 1830 a la biblioteca de la Universidad de Guatemala. Allí los encontró en 1854 el viajero austriaco Dr. Carl Scherzer, pidió una copia y la publicó en Viena en 1857 con el título primitivo de "Las historias del origen de los indios de esta provincia de Guatemala (Recinos, s.f.: 15). 

Un año despúes, el abate Charles Etienne de Brasseaur de Bourbourg adquirió también una copia del mismo fonetizándolo y traduciéndolo al francés con el título de Popol Vuh. Le livre Sacré et les mythes de l’antiquité américaine, editado en Paris en 1861, y con este nombre pasa a ser conocido mundialmente. Después fue traducido al castellano y publicado en la revista pedagógica El Educacionista, (Guatemala 1894-1895).

   El Popol Vuh fue susceptible de una segunda versión gracias al profesor Georges Raynaud, quien la publicó en Paris en 1925 y la trasladó al español dos años después con la colaboración de Miguel Ángel Asturias y J. M. González de Mendoza bajo el título de Los dioses, los héroes y los hombres de Guatemala antigua o Libro del Consejo

    Otras versiones del Popol Vuh aparecieron entre 1905 y 1925 en Alemania, Inglaterra y Estados Unidos y son las que han servido de base para muchos estudios sobre la cultura maya en la actualidad. También ha sido aprovechado por algunos autores para la composición de cuentos y narraciones para niños, tales como la recreada por el escritor argentino Arturo Capdevilla, la del escritor yucateco Ermilio Abreu Gómez, la de la Colección alemana de Walter Krickeberg, y los Tales from Silver Lands, de Charles Finger. (Recinos, s.f.). Recientemente, fue publicada una adaptación hecha por Eduardo Galeano sobre los poderes de transfiguración que posee, titulada Las aventuras de los jóvenes dioses, también una versión del escritor guatemalteco Sam Colop (2006) y otra por el ilustrador cubano nicaragüense, Nivio Vigil.

    En Guatemala, la influencia del Popol-Vuh en textos infantiles propiamente dichos aparece por primera vez en la pieza de teatro titulada El señor Vucub Caquix: pasaje del Popol Buj adaptado a la escena escolar, escrita por el dramaturgo Manuel Galich para ser representada por estudiantes en la Escuela Normal Central para Señoritas de Guatemala. Fue estrenada el 26 de julio de 1939. Con ella, Galich perseguía alcanzar uno de sus más caros ideales: Elaborar, con los elementos que brinda la tradición indígena, un arte de carácter auténticamente guatemalteco; un arte integral, en cuya labor no sólo el poeta tenga participación, sino el pintor, el arquitecto, el músico, etc. (Cruz, 1989: 245).

    Esta influencia también se hizo sentir en la Revista Infantil Alegría (1946-1968). En las ediciones de 1949 en adelante se abre una sección histórica a cargo del historiador Daniel Contreras en la cual se comenzaron a publicar textos como: 

  • Cuadro de tradiciones indígenas (del Popol-Vuh): aventuras de Hunajpú e Ixbalanqué [1].
  • Episodios legendarios de la patria: El rapto de las princesas. [2]
  • Tradiciones indígenas, leyendas del Popol-Vuh: Cabracán. [3]
  • Escenas de nuestra historia (escenas ilustradas de la Conquista); Hombres notales en la historia patria: E-Gag-Quicab, rey quiché, Tepepul, rey de los tzutihiles, Kabik-Balam, rey de los mames. El sacerdote Caxtoc, redactor de los Anales de los Cachiqueles. [4]
  • Tradiciones coloniales: La lagartija de esmeraldas. [5]
  • Versiones del Popol-Vuh: Aventuras de Tamasul. [6]

    Luego, en 1950 en esta misma revista se publica una adaptación en tira cómica con el nombre de La creación del mundo, según el Popol Vuh, realizada por Hugo Cerezo Dardón y Daniel Contreras Reinoso e ilustrada por el artista plástico guatemalteco Oscar González Goyri. También Oscar de León Palacios escribe unas adaptaciones libres de algunos cuentos en sus libros de lectura Perucho, libro de lectura para segundo grado y Rosita, libro de lectura para tercer grado de primaria (1958). Durante la década de 1960 Adrián Ramírez Flores (1962), Mario Álvarez Vásquez (1964), Wilfredo Valenzuela (1963), Ermilio Abreu González (1967) y Rubén Villagrán Paúl (1969) adoptan el libro maya como fuente para escribir sus libros para niños.

    Daniel Armas (1952) dice respecto del Popol Vuh" que “es manantial de la leyenda indígena, y largo sería enumerar las que el autor ha conocido a través de sus viajes por diversas regiones del territorio nacional. Útil labor sería la de coleccionarlas y ofrecerlas impresas a la escuela como un tesoro de nuestra tradición. (p. 25). Su uso en la escuela, sin embargo, se limita a su valor educativo en cuanto pasa valores filosófico-morales a los pequeños lectores. Lo ve como material adicional de formación integral.

    Villagrán Paúl (1954), por su parte, defiende que para que pueda existir una literatura infantil de Guatemala es necesario que se estimule su creación con elementos propios de la región y de la comunidad, con aquellos que forman parte de la tradición íntima del país. Por tal motivo, añade que el Popol Vuh, el Libro del Consejo, puede ser venero generoso de formas literarias para la infancia (p. 147), además de los otros elementos como la idiosincrasia del pueblo guatemalteco, su flora y fauna.

    Tomando el consejo de estos teóricos, Adrián Ramírez Flores en su tesis de graduación propone un método para adaptar el Popol Vuh, mismo que ya había puesto en práctica en su libro de lectura Junajpú e Ixbalanqué, en 1962, y que describimos a continuación:
  • En vez de una serie de cuentos, se le dio un carácter unitario y continuo,
  • para facilitar la lectura y comprensión, se castellanizó al máximo, respetando únicamente los nombres que le dan su carácter esencial.
  • se fusionó en un sólo personaje a "Cabracán y Zipacná", hijos de Vucub, para darle a Gigante de la Tierra todo el vigor y la fuerza que su nombre mismo indican y para darle mayor verosimilitud.
  • respondiendo a la concepción polar del niño, para quien deben ser los buenos y los malos, se planteó la narración como una lucha entre el bien y el mal. 
  • los hechos grotescos e inexplicables, como la preñez de la princesa Ixquic fueron explicados como encantamientos.
  • para facilitar la identificación del niño con los personajes, las ilustraciones no reprodujeron facciones mayas contemporáneas, sino que se estilizaron para lograr un efecto de lejanía y no de identidad.
  • la forma figurada de comparar la expresión de la maldad con aves de rapiña, se objetivó con personajes con caras de zopilote, de mayor riqueza vivencial para el niño.
  • entre los propósitos de ofrecer este libro a los niños, tiene especial relevancia el de tratar de estimular en ellos su "admiración y su amor" por la cultura guatemalteca heredada de la rama indígena.

   Como se puede observar, este método se atiene tan solamente a cumplir con los requisitos psicopedagógicos. Ahora bien, en cuanto a los aspectos ideológicos se refiere, su método se adhiere, tal vez de forma inconsciente, al proceso de ladinización que prácticamente desde 1871 había emprendido la hegemonía ladina o mestiza. Lo anterior se hace evidente desde el primer postulado, el de la castellanización, luego se afirma más al decir que las ilustraciones fueron estilizadas. Con esta acción crea un distanciamiento  con la realidad concreta y establece un estado de admiración. Es como decir algo así como que los indígenas en nuestro país son objetos decorativos. Pero el hecho es otro, son individuos reales que hacen parte de la sociedad. Al proceder de este modo, queda manifiesto que la literatura infantil de Guatemala es para unos pocos, para los que hablan español y se comportan como ladinos.

    El libro de Valenzuela, por ejemplo, fue producido por los Talleres de Poesía en 1968. En ese mismo año fue objeto de otra publicación por parte de la Editorial El Istmo. Más tarde, 1981, fue publicado en la Revista Tradiciones de Guatemala, del CEFOL, pero sus textos fueron revisados, corregidos y aumentados. Una otra publicación aparece en 1994, esta vez realizada por la editorial de la Universidad de San Carlos de Guatemala que también fue corregida y aumentada. Sin embargo, a pesar de que este libro ha sido incluido dentro del acervo de literatura infantil de Guatemala, es poco conocido por los lectores a los que está siendo destinado.

    Durante los años 90 el Popol Vuh vuelve a estar a la orden del día. Lionel Méndez D’Ávila escribe Historias de nahuales y despojos, relatos quichés para jóvenes de una época infame (1990), con el que ganó en Cuba el premio Casa de las Américas. En la isla fue hecho un pequeño tiraje del libro y más tarde, en Panamá, se hizo una edición limitada e ilustrada por el propio Méndez D´Ávila. Sin embargo, en Guatemala solamente circuló entre amigos en forma de fotocopia, y eso, a pesar de que en aquella fecha Guatemala estaba experimentando un momento histórico muy importante, el del comienzo de las conversaciones entre guerrilla y gobierno para el cese al fuego. Sólo ahora entrados en el tercer milenio, la editorial Piedra Santa tiene el proyecto de publicarla.

    En este libro, Méndez D´Ávila hace una propuesta de identidad guatemalteca que parte de un movimiento que va de lo total a lo particular, como en un efecto de zoom. Primero hace la presentación de los nahuales que pueblan el continente americano (bufálo, águila, cóndor, caimán, Gucumatz), para luego centrarse en Centroamérica, después en Guatemala y, por último, más específicamente en el Quiché. Toda vez hecho esto, describe el origen, las costumbres y tradiciones de su pueblo. En la segunda parte del libro habla de la llegada de los españoles y del cumplimiento de las profecías de las que hablaba el Popol Vuh. En el tercer segmento del libro, Méndez D´Ávila a través de la figura de los gemelos Hunajpú e Ixbalanqué fusiona los dos mundos (indígenas-españoles) para crear uno sólo, el de los guatemaltecos. Unidos todos de esa forma será más fácil luchar contra el nuevo nahual, el águila de dos cabezas, que representa al imperialismo yankee.

    En sí, este libro puede ser tomado como una nueva versión del Popol Vuh escrita por un mestizo, en el sentido de que en él Méndez D´Ávila reescribe la historia de Guatemala.

     En 1991 el Ministerio de Educación autoriza la publicación de una colección denominada El Popol Vuh al alcance de los niños, consistente en una serie de libros que contienen cada uno un relato del Popol Vuh en forma de verso. Las versiones fueron hechas por el escritor y poeta José Luis Villatoro.

    En 1994, con el auspicio del Ministerio de Gobernación, a través del Programa educativo sobre cultura democrática y derechos humanos, Franco Sandoval escribe una versión más de este libro maya-quiché titulada Popol Vuh, versión transparente, con el propósito de difundir la cultura como una forma de reconstruir el país.

    La última versión hecha del libro sagrado que se conoce fue la realizada por el poeta y narrador Francisco Morales Santos (1995) titulada Popol Vuh para niños. Morales Santos recuenta la historia de los maya-quichés con un lenguaje sencillo y claro haciendo la narración del mismo bastante comprensible para el lector infantil. En la actualidad, el libro se encuentra en su quinta reedición.

  Durante las dos primeras décadas del siglo XXI, el Popol Vuh ha sido objeto de adaptaciones para el público infantil y juvenil, como, por ejemplo, la colección del Popol Vuh de la editorial Piedra Santa; versiones en idiomas mayas; la colección de minilibros de Diario Al Día; Estampas del Popol Vuh, versión libre para niños de Francisco Morales Santos; Popol Vuh adaptado por Guadalupe Vázquez (México).    En síntesis, podemos decir que el Popol Vuh desde 1939 ha sido utilizado de diversas maneras y con diversos fines que van desde servir como pretexto para crear literatura infantil,  como pretexto ideológico para crear y configurar la identidad ladina que carece de un pasado y de una historia. Últimamente, el libro sagrado está sirviendo como pretexto para crear una cultura democrática e inclusiva.

    Sin embargo, todos los caminos trazados hasta ahora con este libro han sido delineados e interpretados, en su mayoría, por la hegemonía ladina para intentar definir su identidad. Mientras que los indígenas lo han tomado, junto con el calendario sagrado maya, como los referentes aglutinadores que son la base de su mayanidad. Este es un movimiento identitario que arranca de fines de los sesenta e inicios de los setenta. (...) Es una idea que se convierte en el argumento necesario que satisface el reencuentro actual con ese pasado grandioso y que, a la vez, permite impugnar el presente y construir la hipótesis de un porvenir en el cual se puedan ejercer los derechos negados (Moya, 1997).



[1]     Revista Infantil Alegría. n. 10-11, año IV de la Revolución, 1949. p. 5.

[2]     Revista Infantil Alegría. n. 10-11, año IV de la Revolución, 1949. p. 6. Es una historia de la tradición indígena que mezcla ilustraciones y texto a la manera de historietas gráficas.

[3]     Revista Infantil Alegría. n. 13, año IV, VI de la Revolución, 1950. p. 5.

[4]     Revista Infantil Alegría. n. 10-11, año IV de la Revolución. p. 26.

[5]     Revista Infantil Alegría. n. 14-15, año V, VI de la Revolución, 1950. p. 5.

[6]     Revista Infantil Alegría. No. 16. Año VI, VII de la Revolución. 1951. p. 8.

Referencias bibliográficas

Colop, Sam, Ucha´xik: Colección intercultural. e-Prensalibre. Guatemala, 30 de octubre de 2000.
Colop, Sam. Ucha´xik: Colección intercultural. e-Prensalibre. Guatemala, 30 de junio de 2001.
Colop, Sam. Ucha´xik: Colección intercultural. e-Prensalibre. Guatemala, 30 de mayo de 2002.
Cruz, Víctor Hugo. La obra dramática del doctor Manuel Francisco Galich López. Guatemala: Universidad, 1989.
Méndez D´Avila, Lionel. Historias del Popol Vuh –contadas para niños del año 2… mil. Guatemala: Serviprensa, 1980.
Méndez D´Avila, Lionel. Hisotrias de nahuales y despojos, relatos quichés para jóvenes de una época infame. La Habana: Casa de las Americas, 1991.
Moya, Ruth. Interculturalidad y reforma educativa en Guatemala. e-Revista Iberoamericana de Educación. N. 13 –Educación bilingüe intercultural–. Enero-abril, OEA, 1997. Recuperado de: [http://www.oei.org.co/ocivirt/rie12a06.htm] Accesado en: 16 de mayo de 2002.
Recinos
, Adrián. Popol Vuh, las antiguas historias del Quiché. México: FCE, 1947.

sábado, 28 de mayo de 2022

Historia LIJ-Gt: Don Quijote de la Mancha, una historieta.

 





























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Fuente: Biblioteca AGLIJ
Historieta aparecida en: El Liberal Progresista, septiembre de 1942.

viernes, 27 de mayo de 2022

Historia LIJ-Gt: Primera Ley de propiedad intelectual, 1879

 He aquí un fragmento de la primera Ley de Propiedad Intelectual hecha en Guatemala durante el periodo del presidente, general Justo Rufino Barrios (1872- 1882).

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Fuente: Biblioteca AGLIJ.

jueves, 26 de mayo de 2022

Historia LIJ-gt: Libros de lujo.


Con este anuncio se promovía la venta de libros de "lujo" en Guatemala en 1946.

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Fuente: Biblioteca AGLIJ.

miércoles, 25 de mayo de 2022

Galería LIJ-Gt: Cartel conmemorativo.


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Fuente: Biblioteca AGLIJ. Ilustración de la artista visual guatemalteca, Nadia Gutiérrez.

domingo, 22 de mayo de 2022

LIJ-Gt: Yo, el cuento.












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Fuente: Fragmento del libro: Scliar, Moacir. Yo el cuento. Guatemala: Perinola -libros wuj books, 2008.
Traducción del original en portugués, O conto se apresenta, al español, por Frieda Morales. Ilustraciones de la artista visual vasca, Xénia Besora Sala.

LIJ-Gt: Adivina, adivinico...



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Fuente: Morales Barco, Frieda, Hernández, Gloria (Compiladoras). Buenos días mi Señorío. Tradición oral y popular. Guatemala: Ministerio de Educación, 2010.

 

jueves, 19 de mayo de 2022

Galería: Escenas de lectura







 

domingo, 15 de mayo de 2022

AR: Día nacional del Popol Vuh

 



Fuente: Biblioteca AGLIJ

jueves, 12 de mayo de 2022

AR: Hay un ratón en mi casa.

 



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Fuente: Biblioteca AGLIJ.

Publicaciones: Julio Verne: relato de un lector

Este es uno los rarísimos relatos de recepción de obras juveniles escrito por un lector guatemalteco.

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 Julio Verne

Para Alberto Velásquez.

En casa teníamos un gran tomo de Julio Verne, todo descuadernado y con las pastas a medio arrancar. Tendría yo cuatro o cinco años y miraba a mis hermanos mayores enfrascados en la lectura de aquel libro, cuyo interés solo alcanzaba a sospechar.

            Y una buena tarde, cuando mis hermanos se fueron al colegio, me apoderé del grueso volumen que apenas podían sostener mis brazos y tendido en el suelo me puse a hojearlo… ¡Estampas, muchas estampas! Mirando aquellas figuras extraordinarias que me sugerían los pensamientos más inverosímiles pasé largas horas, hasta quedarme dormido. Cuando desperté ya uno de mis hermanos estaba inclinado sobre las páginas alucinantes.

            Fue esa la primera vez que tuve ante mis ojos un libro del novelista de los niños.

            Luego, cuando supe leer, pronto me encargué de descifrar las leyendas impresas al pie de cada estampa. De tal manera forjaba yo historias inconexas y absurdas, enlazando las escenas y relacionando los personajes de muchos relatos distintos. Alguien de casa me aleccionó sobre la manera de leer aquellas páginas tupidas de caracteres menuditos. Tarea superiorísima a mis fuerzas me pareció en el primer momento aquella de tragarme el enorme volumen; lo abandoné, so bien dentro mi existía el afán de saber qué cosas se decía de aquellos personajes que volaban en un globo arrebatado por los vientos; de aquellos marinos abandonados en una balsa destrozada a merced de las olas; de aquellos caminantes desmedrados que andaban a través de selvas impenetrantes y de llanos inmensos; de aquellas figuras fantásticas, todas cubiertas de pieles colocadas en un escenario de hielo.

            Y más tarde, de nuevo tomé el libro entre mis manos y me dispuse a leer como antes viera hacerlo a mis hermanos.

            Con las almohadas del lecho de mi madre improvisé un diván sobre el suelo; allí busqué grato acomodo y ataqué la primera página:

 “La Isla Misteriosa”.

¡Ah maravilla! Qué horizontes espléndidos se abrieron ante los ojos de mi espíritu hecho hasta entonces a las imágenes familiares y a no traspasar el radio de la vida cuotidiana, con sus inocentes travesuras, sus regaños, sus tirones de orejas, sus paseos por lugares de obra conocidos y sus caramelos y sus sueños vagos.

            Aquella novela encantadora que hoy podría relatar capítulo por capítulo, de tal manera se me grabó, no solo en la memoria sino en el corazón, fue para mí la reveladora de mundos nuevos, cautivantes y raros. Entré en la intimidad de hombres que mi imaginación infantil revestía de caracteres de semidioses: Ciro Smith, Buenaventura Pencroffñ Gedeón Spillet ¡y el Capitán Nemo!, que luego volví a encontrar, cuatro años más tarde, ya hecho un mozalbete tuve en mis manos las “Veinte mil leguas en viaje submarino”, relacionadas con “los sobrinos del Capitán Grant”, obra reputada como la más bella de julio Verne.

            En aquel tomo de mis primeros años estaban reunidas muchas novelas además de “La isla misteriosa” y de “Los sobrinos del Capitán Grant”. Estaba “Los ingleses en el polo norte”, “Una invernada entre los hielos”, “El naufragio de Cintya” y algunos más. Toda las leí yo con la misma avidez y en todas encontré infinitos caudales de emoción.

            Como todos los pequeños lectores de Verne, el inefable, yo soñé en noches desveladas ser uno de los héroes de aquellas aventuras. Yo quise ser el náufrago abandonado en una isla desierta; ser el explorador de las regiones árticas; ser el viajero que en busca de un ser querido recorre medio mundo pasando por los lances más peligrosos y extraordinarios.

            En casa –casa antigua– había un sitio al fondo, todo lleno de árboles. Aquel sitio fue para mí el islote perdido en el océano, la selva africana poblada de fieras, el desierto de sol abrumador y fatiga mortal; el Polo y hasta el mar… Encogido sobre un trozo de tabla, navegaba sobre los sembrados agitando los tallos con mis manos para fingirme la ilusión de estar en medio de las embravecidas olas.

            Cuántas veces, armado de una estaca luché durante más de una hora, sudoroso y derrengado contra un mamón de plátano que era ante mis ojos fascinados un enorme oso polar. Golpeaba yo a la pobre planta con frenético ardor y hundía la punta de la estaca dentro la blanda pulpa.

            Mi madre ponía fin a la reyerta, riñéndome por aquel proceder que ella atribuía a mi espíritu destructor y acaso sanguinario heredado quien sabe de qué abuelo español conquistador o negrero…

            Y siguieron corriendo los años y cayendo en mis manos nuevos libros de Julio Verne. ¡Cuántos he leído, Dios mío, y cuantos me faltan por leer! Hace muy poco luego de acudir ilusionado como un pequeñín a verla película de “Miguel Strogoff”, esa obra que acaba de ser también llevada al teatro con un aparato deslumbrante, releí los capítulos que relatan la aventura del correo del Zar, el hombre del corazón de oro. Viví un par de días mi edad infantil. y entonces, más que el relato mismo, me llenó de emoción el recuerdo de mis primeras novelas de Julio Verne, cuyos nombres tengo constantemente en la memoria sin que puedan borrarlos de allí los de mis libros de ahora: “Héctor Servadac”, “El Chancelor”, “El Castillo de los Cárpatos”, “Cinco Semanas en Globo”, “Dos años de vacaciones”, “Los quinientos millones de la princesa”, “Las tribulaciones de un chino en China”… y muchísimas más, cuyas escenas recuerdo con placer un día y otro.

            Si alguien me preguntara hoy ¿cuál es mi concepto el gran valer de los libros de Verne?, además del ya consagrado, de haber encantado las horas de millones de niños, diría con un famoso apologista del escritor francés: proclamo como el mayor valor de los libros de Julio Verne su virtud de haber despertado en nuestros corazones al héroe que todos llevamos dentro; el hombre del valor temerario y del nobilísimo espíritu, ese hombre que muere dentro de nosotros aniquilado por las exigencias de la vida real, pero cuyo recuerdo nos anima y también nos enorgullece durante toda la existencia.

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Fuente: Biblioteca AGLIJ: "Centenario de nacimiento de Julio Verne". Diario de Centro América, 14 de abril de 1928. Ciudad de Guatemala, página 3.

domingo, 8 de mayo de 2022

LIJ-Gt: Ojitos, ojitos



jueves, 5 de mayo de 2022

Comunidad LIJ (502): Aura Violeta de León Benítez






 

Comunidad LIJ (502): Héctor Felipe Cruz Corzo




 

domingo, 1 de mayo de 2022

Historia LIJ-Gt: Cásicos de la LIJ, de ayer y siempre.

 Clásicos de la LIJ, de ayer y siempre.



Historia LIJ-Gt: Enciclopedia Pulga

La Enciclopedia Pulga era distribuida en Guatemala por "Almacén Mayolín" (8a calle 18-57, zona 1. Ciudad de Guatemala).



Fuente: Biblioteca AGLIJ.