“Lugar Secreto” de Gloria Hernández
Frieda Liliana Morales Barco
Gloria Hernández, escritora
guatemalteca que ha publicado cinco libros de LIJ y 21 antologías: tradición
oral y popular, teatro infantil y poesía infantil en colaboración con Frieda Morales.
Estas últimas son recopilaciones de LIJ guatemalteca a través de la cual se
busca incentivar el gusto por la lectura y por lo nuestro. Uno de sus libros, “Lugar secreto” (Norma, 2008), está conformado
por una serie de pequeños cuentos breves llenos de imaginación y fantasía.
Ambos textos traen consigo la intención de divertir a los pequeños lectores con
relatos lúdicos e ingenuos y con sus personajes la autora crea para ellos un
mundo feliz, al mismo tiempo que revelan un trabajo literario comprometido con
la infancia.
De esa cuenta, para
hablar de “Lugar secreto”, libro en el cual,
ella misma se descubre tímidamente escritora de libros para niños, no nos
detendremos en la descripción de aspectos “pedagógicos” ni de valores, ni de
género, ni de lo que sería políticamente correcto, ni de cosas por el estilo. No son relevantes, aquí. El privilegio de este libro es ser Literatura, solamente. Vamos entonces, a ver
que nos ofrece el libro:
- En cuanto a su aspecto visual, es una primera edición muy bien cuidada. De bolsillo, compacta y fácil de manejar. Las ilustraciones, realizadas por la ilustradora de libros de LIJ costarricense, Ruth Angulo, aunque están en blanco y negro, no desmerecen en su calidad y esteticidad.
- En relación a su estructura formal, contiene quince cuentos breves en una estructura de historia dentro de la historia que combina las voces de los niños y la de los adultos que intervienen con papeles emancipadores y no pedagógicos. A la vez, despiertan la imaginación y fantasía e invitan al pequeño lector a soñar. Están colocados en sentido de un crescendo que va desde lo individual a lo colectivo, de lo íntimo a lo superficial, es decir de la presentación de cada uno de los personajes, pasando por la narración y descripción de aventuras solitarias y compartidas hasta la intervención de los adultos que cuentan historias y de esta manera, transmiten los saberes culturales, que como dije antes, lo hacen de forma emancipadora y no pedagógica. En fin, son quince cuentos que están tejidos con palabras que desbordan amor, ternura, paciencia, curiosidad, extrañeza y dedicación. Cada uno de ellos se entrelaza por medio de sus personajes Sofía, Olga y Francisco, cuyas historias y relatos giran alrededor de las experiencias que les proporcionan los ambientes en los que conviven como la familia, los padres, la escuela, la naturaleza, etcétera.
- Por otro lado, los elementos fantásticos son moderados, es decir, hay un equilibrio entre fantasía y realidad que hace que los relatos sean verosímiles y se conserve la literalidad de los mismos.
- En relación al lector al que se dirige, el modelo de lector implícito que perfila es de carácter emancipador, es decir, un niño que piensa y actúa como tal, no de manera infantilista, ni ñoña ni sosa.
En fin, el
libro presenta en una estructura circular, una sabrosa trama tejida en torno de
tres niños, cuyas experiencias invitarán a los niños lectores a soñar por un
rato. Es un libro en el que la imaginación de su autora corre entre la
seducción de la nostalgia de una infancia ida y la reinvención de la misma sea
por el recuerdo o por la contación de historias de la boca de otros personajes:
abuelos, mamá, papá.
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