«¡Horror!, El Quijote en spanglish», artículo de Eulalio Ferrer Rodríguez
aparecido en el diario mexicano La Jornada, el 20 de septiembre pasado, trata
la conflictiva situación lingüística que cubre a buena parte de los Estados Unidos,
donde es marcado el influjo del idioma español y de la emigración
hispanoamericana. Es natural que la lengua dé fe de ese influjo, y si de hecho
el español crece como la segunda de aquel país, surgen expresiones de mezcla
denominadas, ya seriamente o entre sonrisas, spanglish. Pero la presunta versión del Quijote -portento reconocido mundialmente del idioma español- al spanglish
puede horrorizar como un intento dirigido a desnaturalizar la lengua de
Cervantes -para bien del imperio-, y hasta la de Shakespeare. A eso nos hemos
referido varias veces, y se refiere con inquieto, alarmado humor el artículo de
Ferrer Rodríguez:
La penetración del idioma español en la vida
estadounidense es una realidad incontenible y creciente. Lo es a pesar de
quienes, desde distintos niveles educativos del vecino país, procuran detener o
estorbar tal avance. Se creyó, primero, que este fenómeno lingüístico se daría
en una primera generación, sin señales de continuidad, como sucedió en las
zonas de California y Florida, a principios del siglo xx.
No se ha tenido en cuenta un factor
diferencial: desde mediados del mismo siglo los medios de comunicación de habla
hispana en los Estados Unidos se han desarrollado con gran celeridad hasta
cubrir hoy redes de millones de receptores. Más aún, actualmente el mercado de
consumo de los «hispanos» puede haber llegado a un volumen de quinientos mil
millones de dólares anuales, vinculado a una inversión publicitaria de
aproximadamente nueve mil millones de dólares. Los propios estadounidenses por
razones de origen étnico o por simple gusto, se han incorporado a ese mercado
de consumo, ampliándolo.
Lo que explica una doble y curiosa situación:
el idioma español no ha desaparecido en términos de primera generación,
manteniéndose vivo en el 65% de los hogares hispanos, y, por otra parte, el
idioma español es la primera opción de los estadounidenses -se calcula en 8% de
la población total-, bajo un signo de indudable pragmatismo que rebasa las
propias fronteras. No es de extrañar que en los comicios electorales la minoría
hispana, con influencia ascendente, sea objeto de una segmentación peculiar y,
a la vez, muy activa y condicional. Tan fuerte, que entre lo que hoy
preferentemente estudian es pañol en los Estados Unidos se encuentran no pocos líderes
políticos. Hay ciudades como San Antonio, Miami, Lo Ángeles y Chicago donde, a
la vuelta de diez años o antes, la población de habla española será dominante
en 50%.
Contra esta corriente o dentro de ella se ha
incrustado en los Estados Un¡ dos una especie de híbrido lingüístico el llamado
spanglish, con abiertos o di
simulados alientos oficiales. Tal tipo de jerga cuenta ya con un diccionario y
algunos intentos de novelas. Para entender semejante rompecabezas, basta
referimos hoy a la versión en spanglish
de Don Quijote, hecha por un llamado
hispanista, Ilan Stavans, texto reproducido en La Vanguardia de Barcelona, en España, y El Colombiano de Medellín, en Colombia. Veamos el comienzo de la
obra cervantina:
«In un placete de la Mancha of which nombre no quiero
remembrearme, vivía, not so long ago, uno de esos gentlemen who always tienen
una lanza in the rack, una buckler antigua, a skinny caballo y un grayhound
para el chase. A cazuela with más beefthan mutón, carne choppeada para la
dinner, un omelet pa'los Sábados, lentil pa'los Viernes, y algún pigeon como
delicacy especial pa'los Domingos, consumían tres cuarers de su income. El
resto lo employaban en una coat de broadcloth y en soketes de velvetín pa' los
holidays, with sus slippers pa' combinar, while los otros días de la semana él
cut a figura de los más finos cloths».
El extravío lingüístico puede llegar a
extremos como el señalado por el periodista colombiano Jorge V Jaime: «Vamos fifty-fifty en ese bisne, ponte tu yin, open the window
para airar la room, voy a cliniar la oficina, pisa los breques, responde las
cuestiones, resetea el computador quedamos stand by, y nos vemos el weekend.»
Aunque real, no deja de ser una situación
paradójica en un momento histórico en el que la globalización comunicativa
condenará a muerte a miles de dialectos y a algunas lenguas tradicionales para
centrarse en tres grandes comunidades idiomáticas. Y una de ellas será la del
español. Lengua universal que encabeza México con sus cien millones de
habitantes, más el 60% aproximadamente de los «hispanos» que la tienen por suya
en los Estados Unidos.
«Después salió a ver
su caballo, y although el animal tenía más cracfks en sus hoobes que cuarers en
un real, y más blemishes que´1 caballo de Gonela, which tantum pellis et ossa fuit («all skin y bones»), nonetheless le
pareció al felo que era un far better animal que el Bucephalus de Alexander or
el Babieca del Cid. El spend cuatro días complete tratando de encontrar un
nombre apropiado pa'l caballo: porque -so se dijo ti himself- viendo que era
propiedad de tan famoso y worthy caballero, there was no razón que no tuviera
un nombre de equal renombre. El type de nombre que quería was one that would at
once indicar what caballo it had been antes de ser propiedad del caballero
errant y también what era su status presente; porque, cuando la condición del
gentleman cambiara, su caballo also ought to hace una apelación famosa, una
high.soundin one suited al nuevo orden de cosas y a la new profesión that was
to follow; y thus, pensó muchos nombre en su memoria y en su imaginación
discardeó many other, aladiendo y sustrayendo de la lista. Finalmente hinteó el
de «Rocinante», un nombre that lo impresionó as being sonoroso y al same time
indicativo of what el caballo had been cuando era de segunda, whereas ahora no
era otra cosa que el first y feromost de los caballos del mundo. //Habiendo
foundeado un nombre tan pleasin pa' su caballo, decidió to do the same pa'
himself. Esto requirió otra semana. Pa'l final de ese periodo se había echo a
la mente that él as henceforth Don Quixoter, which, como has been stated antes,
forwardeó a los autores d'este trú cuento a asumir que se lamaba Quijada y no
Quesada, as otrios would have it...